sábado, 29 de mayo de 2010

I want it, too.

Capítulo 3

Cam tenía suficiente información para descartar a Marie como sospechosa. Sabía que Booth y Brennan estarían casi concluyendo el interrogatorio, por lo que esperó como una hora para llamar. A las cuatro, después de dar mil vueltas por la sala de autopsias, se decidió a marcar el móvil de la antropóloga.

-¡Oh, por supuesto, tú siempre tienes razón!-
-¿No es así? Huesos, ¡no te llevas bien con los niños!-
-Yo soy muy sociable con todo el mundo.-
-¿Interrumpo algo, chicos?- irrumpió la forense al no recibir respuesta alguna.
-No, Cam, hablamos sobre el caso.-
-¿De verdad, Brennan?-
-Sí, eh… ¿para qué llamabas?-
-Tengo inoportunas noticias.-

La Dra. Saroyan les explicó todos los procedimientos de la autopsia que le habían llevado a deducir la inocencia de la novia del asesinado. Después de colgar , Brennan le contó a su compañero las novedades en una jerga comprensible y guardó silencio durante bastante rato de camino al Jeffersonian. Booth detuvo el coche frente a un restaurante italiano y miró a Temperance con emoción.

-¿Tienes hambre?-
-¿Qué?-
-Hambre, huesos. Comida. Ya sabes, algo necesario para vivir. ¿Te apetece?-
-Sí, claro.-

Bajaron del vehículo después de conseguir un buen aparcamiento. En la entrada, la apariencia de aquel italiano resultaba atractiva aunque también algo inasequible. Un amable camarero les llevó hasta una mesa apartada tras unos biombos de bambú, cerca de la ventana. Zona de no fumadores.

-¿Qué celebramos?- preguntó Brennan inspeccionando la carta.
-Que es viernes, que tenemos una sospechosa menos, y… que serás una madre genial, ¿lo sabes?-
-¿Cómo?- sonrió- Si ni siquiera me he planteado serlo.-
-No hemos vuelto a hablar sobre el tema, ¿recuerdas? –
-Booth…-
-Temperance…-

Ella le miró con los ojos bien abiertos. Cuando la llamaba así, cuando pronunciaba su nombre, el tema de conversación se volvía más serio, importante.

-Siento lo que te dije. Sí que puedes llevarte bien con los niños, siempre y cuando no uses ese vocabulario enrevesado.-
-¿Qué quieres?-
-Hablé con Ángela.-
-¿Por qué?-

El simpático camarero volvió dispuesto a tomar nota del menú. A la vez, se tomó la libertad de servirles un poco de vino de la casa.

-¡Ella me lo dijo!-
-¿Te dijo qué?-
-Que no volviste ni una sola vez. Vamos, Temperance, yo estaba allí cuando te fuiste a toda prisa.-
-Booth, ¿me propones entrar aquí para sonsacarme? ¡Yo no he hecho nada malo!-
-No es lo que has hecho, ¡es lo que no haces!-
-¿¿Qué??-
-Disculpen- los dos volvieron la vista hacia el señor- ¿Qué van a tomar?-
-Nada. Ya no tengo hambre…- Brennan se levantó de la mesa, miró a Booth y cogió su chaqueta- Ah, y una cosa… puede que Angie tenga razón y si tanto me conoces deberías saberlo.-dejó la servilleta encima del plato vacío y salió de allí.
-Mierda, mierda… ¡huesos! ¡Huesos, espera!- él salió tras ella -¡Huesos!- gritó.
-¡Que me dejes!-

Varias personas se quedaron observando el espectáculo.

-Tienes que contarme lo que ocurre, si no, no podré ayudarte.-

Brennan se detuvo en medio de la acera y esperó a que su compañero llegara hasta su lado.

-Tengo miedo.-
-¿De qué tienes miedo?-
-Pensé que no quería nada de esto. Pensé que no quería una familia… pero cuando miro a mi alrededor, cuando veo a Hodgins y Ángela tan felices con Jack, a Cam y Michelle, a ti y a Parker… tengo miedo de quedarme completamente sola.-
-Ey, Temperance, no…- la abrazó- No estás sola. Yo estoy aquí.-
-¿Hasta cuándo?-
-Hasta que tú me pidas que me vaya. Y aún así no lo haré, te lo aseguro.-

Brennan sujetó la fuerte espalda de Seeley y hundió el rostro entre los pliegues que su camiseta formaba en el pecho. Él le acarició el pelo. Cuando estuvo un poco más calmada la separó para poder verle la cara y limpió con la palma de su mano una rebelde lágrima que descendía por la mejilla de aquella hermosa mujer.

-Yo no te abandonaré jamás…- con el dedo índice le recogió con cuidado una pestaña que se había quedado pegada en el pómulo izquierdo, debido a la humedad de las lágrimas- Eh, huesos, fíjate- movió el dedo frente a sus ojos- Debes pedir un deseo.-
-Booth, yo no creo que…-
-Temperance- la cortó, ella sonrió- Pide un deseo.-

La antropóloga cerró los ojos y suspiró. El agente del FBI asintió orgulloso.

-¿Me dirás que has pedido cuando se te cumpla?-
-¿Tardará mucho?-
-Nah…yo creo que no.-
-Entonces lo sabrás. Cuando se cumpla, lo sabrás.-

miércoles, 26 de mayo de 2010

I want it, too.

Capítulo 2.
-¿Me vas a decir qué ocurrió?
-¿Qué?- Temperance miró a su amiga.
-Sabes a qué me refiero. ¿Por qué no volviste por el hospital? ¿Qué fue lo que te asustó?
-Nada, yo… nada. Tenía que trabajar.
-Cuando me hablas así no te creo, Brennan.

Ángela se acercó, tendiéndole a Jack, y se dispuso a comprobar la temperatura del agua.

-¿Puedes ir quitándole la ropa?

-Eh, sí…- algo dudosa dejó a su ahijado sobre el cambiador y comenzó a desvestirle.
-Eres muy mala mentirosa.
-¿¿Cómo??
Angie rió al contemplar el rostro sorprendido de su amiga.

-Aguantaste muy poco la presencia de Booth. Creí que estaba todo olvidado.
-No quiero hablar de eso ahora.
-Pues me vas a escuchar- cogió al bebé para bañarlo- No me gusta que mi mejor amiga no tenga algo que quiere tener.
-Yo no quiero a Booth…
-No me refería a él, pero desde luego también está implicado en esta conversación.
-¿A qué te refieres entonces?
-¿Todavía quieres ser madre?
-¿¿¿Qué??? ¡¡No!!- negaba con la cabeza.
-Entonces solo quieres tener un hijo de Booth…
Ángela enjabonaba con delicadeza a su hijo, que ahora lloraba.

-¿Le pasa algo?
-No le gusta el agua.
-Quizás está demasiado caliente…
-No está demasiado caliente, Brennan. Deja de intentar liarme para que se me olvide lo que tengo que decir, ¿me oyes?- sacó a Jack del agua y lo envolvió en una toalla -Vigílamelo mientras voy a por su ropa.
-Claro.

Angie salió de la habitación y Brennan se acercó al lado del pequeño, quien se movía agitado mientras ella le acariciaba el vientre.

-Me gustaría saber por qué no estás quieto nunca- le toco la nariz con la yema del dedo índice, él dirigió sus pupilas con el movimiento e hizo un extraño ruidito con la boca- Eh… ¿tú opinas igual que tu madre? No quiero aliados- Jack estornudó- ¿Eso es un sí?
-Es la quinta vez que te lo digo, Brennan, no te entiende.
-Lo sé- sonrió- Tengo que volver al laboratorio.
-¿Desayunamos juntas mañana?
-Claro. Te esperaré en el Dinner.- le besó la mejilla.
-Brenn… acabas de librarte de mi charla, otra vez.
-¡Hasta mañana!- besó también la manita de Jack- Se bueno.

Al salir de aquel apartamento pudo descansar al fin de una conversación que la había mantenido tensa todo el tiempo. Se relajó, tomó aire, lo soltó suavemente y se montó en el coche. Nada más ponerse el cinturón comenzó a sonar la melodía de su móvil. Rebuscó en el interior de su bolso, lo encontró, miró el identificador de llamada…todo en milésimas de segundo; y pulsó entonces el botoncito verde.

-¿Qué ocurre, Booth?
-No te lo vas a creer. ¿Te acuerdas de Marie? La novia sospechosa del jefe asesinado. ¡¡Pues no tiene coartada!! Era mentira. Dos personas la vieron en la escena del crimen esa misma mañana. Voy a interrogarla. ¿Qué, huesos? ¿Te vienes?
-Estoy bajo el apartamento de Ángela.
-¡Eyyyyy! ¿Cómo está el pequeño Jack?
-No le gusta el agua.
-Es normal, huesos. Muchos bebés se incomodan con el agua. Bueno, ¿qué vas a hacer?
-Yo no puedo hacer nada, Booth; si no le gusta, no le gusta.
-Me refería al interrogatorio. ¿Me acompañas?
-Pues sí, trabajamos juntos, ¿no?
-¡Bien! Dale la dirección a tu GPS mágico y nos vemos allí en veinte minutos.

domingo, 23 de mayo de 2010

I want it, too.

Capítulo uno.
“Llego tarde” murmuraba sin dejar de mirar su reloj en un ascensor repleto de gente. “Llego muy tarde” se repitió. Y un pitido ligeramente ensordecedor anunció la llegada a la séptima planta. “Yo me quedo aquí” dijo como si resultara importante para todos, saliendo de aquel agobiante y reducido espacio, moviendo los brazos y las piernas con soltura para disfrutar de la libertad de la amplitud. Volvió a mirar su reloj. “¡Mierda!” y avanzó por el pasillo con rapidez. El olor a rosas, claveles, margaritas, azucenas… en definitiva, a flores, la inundó al atravesar el área de maternidad. Había llantos, pero eran los menos. Aquel lugar estaba lleno de abuelas orgullosas que esperaban en las puertas de las habitaciones, maridos nerviosos, familiares recién llegados desde muy lejos… cosas que resultaban desconcertantes para alguien que había decidido no tener hijos. Buscó la 406 con atención y no tardó demasiado en encontrarla, pues una pista lo hacía evidente: Hodgins saludaba desde lejos. Llegó a abrazarle, o más bien él la abrazó a ella.

-Enhorabuena…- murmuró, no sabía si de forma convincente, pero debía de decirlo.
-Pasa, Brennan. Angie te está esperando.

Y en el interior, como no, más flores. Las caras eran conocidas: allí estaba Cam, Sweets y Daisy… y el pequeño desconocido al cual aún no había visto. Atravesó la habitación después de saludarlos a todos con la mirada y sí, esta vez sí, abrazó a su amiga, que yacía tumbada en una confortable cama de hospital.

-Enhorabuena.- volvió a decir, esta vez con una sonrisa.
-Gracias, Brenn. – le cogió la mano- ¿Lo has visto?- preguntó emocionada.
-Es diminuto…- miró hacia la cunita con ruedas que parecía ahora el cofre de un tesoro, el cual todos admiraban.
-¿Quieres cogerlo?
-Oh, Angie, yo creo que no debería…- se disculpó, pero su mejor amiga no tardó en interrumpirla.
-Vamos, quiero que su madrina coja al pequeño Jack.
Temperance sonrió.
-¿Jack, al final?
-Sí, como su padre y su abuelo y más antecesores. No queremos romper la tradición.- murmuró con ironía.

Ella asintió con la cabeza y se colocó al lado de la cunita. Sweets, Cam y Ángela se miraban cómplices mientras la Dra. Brennan se esforzaba por coger al recién llegado. Cuando lo tuvo entre los brazos sonrió, mientras con su mano libre movía los dedos en una inocente danza.

-¡Falanges! ¡Falanges que bailan!- todos rieron, incluso el pequeño Jack pareció encontrar graciosa la situación, puesto que imitó lo más cercano a una sonrisa con su dulce boquita. -¡Le gusto!- anunció Brennan a la nueva mamá.
-¡Pues claro! ¿Cómo no le vas a gustar? Eres su tía.
Temperance bajó la cabeza para volver a mirar al bebé, y se sentó en la cama al lado de su amiga.
-Tiene muchísimo pelo…
-Y eso me encanta.- le respondió Ángela, riendo.

Daisy y Sweets cogieron sus cosas para marcharse, pues llevaban allí un buen rato, y se despidieron de los demás. Cam, sin embargo, se acomodó al lado de Brennan y Ángela, acariciando la manita del nuevo miembro del equipo. Aquel momento parecía estar rodeado de un halo, un halo de colores que inundaba la habitación e impedía que alguien pudiese hablar. Sólo una persona era capaz de romper ese silencio, una persona que apareció tras el umbral de la puerta con un enorme peluche azul que apenas le dejaba ver.

-¿¡Cómo está la madre más guapa del hospital!?
-¡¡Booth!!
Después de dejar el “monstruo” en un rincón, se acercó a Ángela y la abrazó.
-¡Qué bien te sienta ser mamá!- la besó en la mejilla.
-Ya lo creo, Booth.- sonrió.

El agente del FBI levantó la mirada en busca del bebé y entonces vio a su compañera. Una imagen tierna a la par que hermosa. Se acercó a ambos después de saludar a Cam.

-¡Campeón!- zarandeó despacio la mano de Jack- ¡Pero si eres más alto que tu padre!
-¡¡Eso sí que no te lo permito!!- gritó Hodgins desde la puerta.
-Es una broma sin mala intención- miró a la mujer que le sostenía y sonrió aún más- Mmm…te queda bien…
-¡Olvídalo!- le aseguró. Todos comenzaron a reír como si hubiera contado algún tipo de chiste. Entonces le tendió el bebé a su compañero.- A ti te queda mejor.

Unas miradas comprometidas quedaron envueltas en el silencio, también comprometido, del lugar.

-¿De verdad?- se entrometió Cam entre la pareja ausente y cogió a Jack de los brazos de Seeley.
-¿Qué?- dijeron los aludidos, a la vez.

De nuevo las risas volvieron a llenar la habitación.

-Tengo que irme.
Temperance se levantó de golpe y cogió su bolso.
-Ah, se me olvidaba, Angie...- sacó del interior una cajita y se la tendió a la artista- Esto es para mi ahijado.
-Gracias, Brenn.
-No hay de qué. Estaré en el laboratorio si me necesitas.
-¿Es que no puedes dejar de trabajar ni en un momento como este?
-Volveré.- besó la mejilla de su amiga, acarició el brazo de Booth y le dio dos besos a Cam antes de salir.
- ¡Pero Brennan!

Y ahí se quedaron los tres, bueno, los cuatro, sin saber qué decir.

-¿Ya te vas?- le preguntó Hodgins al verla salir con tanta prisa.
-¡Sí! Tengo que trabajar. Hasta luego.- se despidió sin dejar de caminar.

Todo lo que dejaba atrás era demasiado incómodo para ella. Una familia perfecta, un bebé perfecto… ¿acaso no lo conseguiría nunca? ¿Acaso sería un problema para ella pensar que estaba a medio camino de tener esa realidad tan “incómoda”? No retrocedió ni tan siquiera para pedir perdón a la enfermera con la que había tropezado. Deseaba salir de allí y no volver jamás.